Rebelión cultural contra Starmer por incluir como organizaciones terroristas a activistas palestinos: "El carnaval de la distracción del Gobierno continúa"

Y a sabemos que esta historia va más allá de Kneecap. Es una historia sobre Palestina». Mo Chara, nombre artístico del rapero irlandés Liam Óg Ó hAnnaidh, fue claro a la salida de la Corte de Magistrados de Westminster, donde se personó ayer acusado de apoyar a Hezbollah, organización terrorista islamista proscrita en Reino Unido. Arropado por sus colegas de la combativa banda de Belfast -Naoise Ó Cairealláin, alias Móglai Bap, y J. J. Ó Dochartaigh (DJ Próvai)- en un estrado levantado frente al tribunal londinense, el cantante revirtió la atención hacia la hambruna y la destrucción que está viviendo la Franja de Gaza.
El trío sorteó, a empujones por momentos, a cientos de personas que le secundaron con gritos de apoyo y lemas inscritos en pancartas, camisetas o gorras exigiendo la retirada del cargo de imputado y también libertad para el pueblo palestino. Muchos vestían el distintivo fular palestino y el propio Mo Chara lució un elegante ejemplar en tono verde con franjas anaranjadas en la sala 1 del tribunal, donde se celebró la vista contra el rapero norirlandés.
El cantante quedó en libertad cautelar, sin condiciones, después de casi cuatro horas de argumentos legales sobre cuestiones técnicas. De acuerdo con sus abogados, la Fiscalía incumplió el plazo establecido para presentar cargos e ignoró otros requerimientos, que invalidan la causa por completo. La decisión del juez de primera instancia, Paul Goldspring, se conocerá el próximo 26 de septiembre.
El «carnaval de la distracción del Gobierno británico continúa», había clamado ya Kneecap en las redes sociales en la víspera de la vista. Esta es la segunda comparecencia judicial del rapero de Belfast desde que fue formalmente imputado, «mediante citación postal», de un delito de terrorismo que habría cometido durante la actuación del trío en la sala Forum de Londres, el 21 de noviembre de 2024.
La Fiscalía acusa al rapero de arroparse y desplegar en público la bandera de la organización Hezbollah. En la vista inicial, el pasado junio, la acusación confirmó que dispone de una «grabación de vídeo» que muestra al cofundador de Kneecap ondeando la presunta enseña de «tal forma que genera la sospecha de que es un simpatizante» de esta facción militar del Líbano. OHana, según la versión inglesa del apellido del acusado, habría coreado «Arriba Hamas, arriba Hezbollah» durante la mencionada actuación en una sala del barrio de Kentish Town.
Kneecap considera el procedimiento judicial una «distracción» del «genocidio de Gaza» mientras el «Estado británico vende armas y respalda crímenes de guerra». El grupo alerta que, desde la comparecencia de junio, «Israel ha asesinado a otros 9.000 palestinos, principalmente niños y mujeres, y más de un millar cuando hacían cola» para recoger ayuda humanitaria. Por otra parte, niega cualquier asociación con Hamas o Hezbollah.
En estos dos meses, el movimiento a favor de Palestina ha sufrido un duro revés en Reino Unido de consecuencias impredecibles. El Ejecutivo laborista de Keir Starmer ha cortado las alas del colectivo de acción directa contra intereses israelís y empresas involucradas en la maquinaria de guerra en Gaza y Cisjordania, Palestine Action (Acción Palestina), que ha desatado una campaña internacional de protesta, solidaridad y desobediencia civil.
El grupo ha sido designado como organización terrorista, con la aprobación del Parlamento de Westminster, a raíz de una notoria infiltración de media docena de activistas en una base militar en la que rociaron pintura en los motores de dos aviones, causando daños materiales estimados en unos siete millones de euros. Palestine Action fue ilegalizada el 5 de julio, pese al inicio de un procedimiento judicial contra la orden de proscripción que se estudiará a fondo en noviembre.
El colectivo actúa desde julio de 2020 contra la cadena de producción y suministro de material bélico a Israel. Sus asociados han ejecutado desde entonces sonoros golpes en instalaciones de la firma de defensa Elbit System, han subido a tejados de factorías, se han encadenado a infraestructuras y han desplegado pancartas exigiendo el cese de la venta de armamento a Israel en misiones cuyas imágenes difundían en las plataformas digitales.
Más de 700 personas han sido detenidas desde la designación terrorista de Palestine Action, en la misma categoría del Estado Islámico o el grupo paramilitar ruso Wagner, entre otros. El 50% son mayores de 60 años, incluidos veteranos de movimientos en defensa de las libertades civiles, los derechos humanos o la autodeterminación del pueblo palestino. Muchos fueron arrestados cuando se manifestaban pacíficamente portando pancartas con lemas en apoyo del proscrito colectivo y en denuncia del genocidio en Gaza.
El Gobierno confiaba en el efecto disuasor de la medida, que justifica en aras de la seguridad nacional. Starmer y la ministra de Interior, Yvette Cooper, explican sin aportar pruebas que el colectivo planeaba atentados de mayor calado y que la proscripción no es un ejercicio de censura ni un móvil para silenciar otras campañas a favor de Palestina. El mensaje ha caído, de momento, en oídos sordos y está dañando la reputación del Reino Unido. Incluso el ministerio de Exteriores alertó al respecto porque, según se ha revelado en documentos legales, Palestine Action «se percibe en muchos países como un grupo activista más que extremista».
Mo Chara se enfrenta a una pena máxima de seis meses en prisión si la Fiscalía no retira los cargos y él pierde el juicio. La escritora irlandesa, Sally Rooney, se arriesga a una condena de 14 años de cárcel. La autora de la exitosa novela Normal People ha declarado abiertamente su intención de financiar Palestine Action con ingresos de propiedad intelectual que cobra en Reino Unido por sus libros y por la emisión en la BBC de adaptaciones de sus trabajos de mayor éxito. «Si eso me convierte en 'partidaria del terrorismo' según la ley del Reino Unido, que así sea», ha retado en un artículo en The Irish Times.
La novelista no ha sido la única personalidad que se ha manifestado en contra de la medida adoptada por el Gobierno de Starmer. Los actores Judi Dench, Benedict Cumberbatch; las cantantes Dua Lipa y Annie Lennox; el ex futbolista y analista de televisión Gary Lineker y otras 400 figuras públicas mostraron su rechazo a las políticas en materia exterior que está desarrollando el Ejecutivo del laborista. Todos ellos firmaron un comunicado público en el que se pedía al primer ministro que suspenda de inmediato la venta de armas a Israel así como asegurar la entrada de ayuda humanitaria en Gaza y coordinar una tregua permanente a fin de evitar la hambruna en la Franja.
Y es que el enfrentamiento del mundo cultural y académico con el primer ministro a causa de este caso no hace más que crecer. En un momento donde la popularidad de Starmer se ha hundido tras solamente un año en el 10 de Downing Street. Brian Eno está organizado un macroconcierto benéfico en Londres, bajo el lema Juntos por Palestina, en el que ya se ha confirmado la presencia de Damon Albarn, Jamie XX, King Krute y Paloma Faith, entre otros muchos artistas.
El pasado 6 de agosto, medio centenar de académicos y escritores publicaron en The Guardian una carta dirigida también al dirigente laborista en la que le conminaban a levantar el veto sobre Acción Palestina porque suponía «un ataque a las libertades fundamentales». Entre los firmantes estaban Naomi Klein, Judith Butler y Angela Davis.
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